Acciona ha presumido siempre de su política de ESG y debida diligencia. Se sabe en un sector complicado, el de la construcción, y en operaciones de alto riesgo, especialmente cuando se establecen relaciones mercantiles con el sector público.
Pese a los esfuerzos, los mecanismos no funcionaron. Es más, todo estalló por los aires, también su reputación corporativa.
La empresa de la familia Entrecanales se ha visto gravemente señalada en las últimas investigaciones judiciales, que implicarían a la constructora en casos de corrupción y amaño en la contratación pública.
Las acusaciones han erosionado la legitimidad de su propósito, la confianza de sus inversores y una percepción positiva de la sociedad en su marca, generando, por consiguiente, un clima de incertidumbre en torno a la compañía.
Acusada como corruptora en tertulias y medios de comunicación – de editoriales y significaciones variopintas-, la compañía ha decidido instalarse en una espiral del silencio.
La instrucción llevada a cabo por la Unidad Central Operativa (UCO), de la Guardia Civil, ha involucrado a Acciona en investigaciones que han señalado a la empresa como presuntamente corruptora. El impacto de estas acusaciones ha sido significativo, llevando a pequeños inversores a evaluar el riesgo reputacional asociado con la compañía.
Uno de los aspectos que ha generado controversia es la política salarial de Acciona. En medio de la crisis, la dirección de la empresa ha propuesto un sueldo de ocho millones de euros, lo cual ha sido recibido con críticas y cuestionamientos por parte de diversos sectores.
La compañía ligada a la familia Entrecanales, ha sido puesta en tela de juicio debido a su presunta utilización de la fórmula de Uniones Temporales de Empresas (UTE) para obtener contratos públicos de distintas administraciones, como el Gobierno Foral de Navarra y organismos estatales.
El propósito se transforma en despropósito
Con este contexto tan poco favorecedor, sus intangibles se muestran afectados y el propósito de Acciona, cuestionado: la frase emblemática de la compañía, Business as unusual, parece haber adquirido un significado adverso, casi irónico de su significado. Negocios inusuales. La necesidad de esclarecer las acusaciones en su contra se vuelve imperativa para restaurar su legitimidad y reconstruir la confianza perdida.
Las medidas de cumplimiento adoptadas por la dirección no parecen suficientes para los accionistas minoritarios, que han quedado únicamente en escasos despidos de empleados, de alto rango en el organigrama, y la ruptura de relaciones comerciales con entidades como Servinabar, en un intento por mitigar los efectos negativos de la situación.
Esto evidencia la necesidad urgente de implementar medidas correctivas y de comunicación efectiva para enfrentar la crisis de legitimidad que atraviesa la compañía.
En el complicado entorno económico actual, marcado por fenómenos globales como la inflación y la incertidumbre financiera, las empresas se ven desafiadas a mantener altos estándares de transparencia, ética y responsabilidad corporativa.
La crisis reputacional de Acciona recupera la importancia de las políticas de cumplimiento, debida diligencia y las medidas de ESG en las cadenas de valor.
En esta segunda crisis de corrrupción que atraviesa España, las iniciativas de transparencia, dato e información abiertas han resultado manifiestamente insuficientes para frenar la escalada de hechos ílicitos.
Todo apunta a la necesidad de fortalecer la protección del denunciante y de activar mecanismos similares para ciudadanos en la Administración -más allá de los canales internos-, Policía Nacional y Guardia Civil.
Comunicación del Consejo editorial de The Officer:
Este medio ha decidido activar su código de probidad y diligencia y declinará todo vínculo publicitario y comercial con Acciona durante el período de la instrucción practicada por la Guardia Civil.