España progresa en digitalización, pero se estanca en innovación

Bruselas alerta a España del freno estructural que supone la baja inversión en I+D y la falta de talento STEM.
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El crecimiento económico en España es muy superior a la media y su comportamiento ya no es una fuente de preocupación como en otras épocas. Sin embargo, a los retos ya conocidos del desempleo y las finanzas públicas se suma un obstáculo estructural que limita el potencial a largo plazo: la falta de innovación.

La Comisión Europea señala este ámbito como uno de los deberes pendientes de las autoridades españolas y del tejido empresarial en su último informe sobre el estado de la economía del país, a pesar de las mejoras observadas en los últimos años.

«España tiene una buena base científica, pero esta excelencia científica todavía no ha conseguido mejorar la innovación», advierte el Ejecutivo comunitario, que subraya que el país se sitúa por debajo de la media en la mayoría de indicadores.

La inversión en I+D, por ejemplo, es inferior a la media europea tanto en el sector privado como en el público. En el primer caso, equivale al 1,49 % del PIB en 2023, frente al promedio del 2,24 %; en el segundo, representa el 0,65 %, por debajo del 0,72 % de la UE.

También es muy débil la tasa de solicitudes de patentes ante el Tratado de Cooperación de Patentes, del 1,1 % frente al 2,8 % comunitario. Muy lejos de cifras como las de Suecia (7,6 %) o Finlandia (6,1 %).

A esto se suma un «déficit claro en talento innovador»: el número de graduados en disciplinas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) ha caído seis puntos en la última década, y la tasa de investigadores contratados en empresas es la mitad del promedio europeo.

Además, la cifra de empresas que invierte en I+D ha disminuido y la inversión se concentra cada vez más en un reducido grupo de firmas de sectores tradicionales como la banca, las telecomunicaciones o el software.

Como resultado, solo once compañías españolas figuran entre las 2.000 que más invierten en innovación en el mundo. En la clasificación europea, aparecen 22 entre las 800 primeras.

Luces en medio de las sombras

A pesar de los datos, el informe destaca algunos «brotes verdes». Por ejemplo, el ecosistema científico español sigue siendo atractivo para los investigadores y presenta buenas tasas de colaboración internacional.

El porcentaje de publicaciones españolas entre el 10 % más citado en el mundo se ha estabilizado en un 9 %, una cifra similar a la media de la UE.

También se reconoce el «importante avance» de las pymes españolas en la adopción de tecnologías digitales, un ámbito en el que superan la media europea. España destaca especialmente en análisis de datos, aunque está por detrás en uso de servicios en la nube e inteligencia artificial.

Este progreso se ve apoyado por un fuerte impulso a la I+D a través del plan de recuperación (17.600 millones de euros) y los fondos estructurales europeos (4.700 millones).

Un plan nacional y a largo plazo

A pesar de ello, la Comisión Europea considera que España «todavía necesita una estrategia a largo plazo que movilice, coordine y oriente» la inversión pública en I+D, sobre todo cuando finalicen los fondos extraordinarios en 2027. Además, recomienda medidas que faciliten las inversiones privadas y reduzcan la «pesada burocracia» que limita el acceso a incentivos ya vigentes.

En la misma línea, anima a España a seguir apoyando la digitalización empresarial, con foco en tecnologías avanzadas, y a desarrollar un «conjunto de medidas más amplio» para fomentar la colaboración entre el sector privado y la comunidad científica.

Para evitar la concentración territorial de la innovación en Madrid, Barcelona, Navarra y País Vasco, Bruselas sugiere una estrategia «de país» que implique a todas las administraciones.

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