La entrada tardía al mercado laboral tiene un coste oculto para los jóvenes: su pensión futura. Un estudio revela que deberán trabajar hasta los 71 años para mantener su nivel de vida.
Según el informe de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), solo el 43,2% de los jóvenes entre 16 y 29 años tiene empleo, una cifra 15 puntos inferior a la de 2007.
Esta situación se traduce en carreras laborales más cortas, lo que complica alcanzar los años de cotización necesarios para una pensión completa.
En 2027, la edad legal de jubilación será de 67 años, pero se requerirán 37 años cotizados para acceder al 100% de la pensión. Quienes hayan cotizado 38 años y medio podrán adelantar la jubilación hasta los 65. De lo contrario, se aplicarán coeficientes reductores que penalizan la pensión mensual.
La reciente reforma implica que será necesario un mayor esfuerzo para mantener una pensión similar. La tasa de reemplazo (porcentaje que representa la primera pensión respecto al último salario) descenderá del 77,1% al 75,3%. Y si se aplican reformas que ya están sobre la mesa, podría caer aún más, hasta un 57,6%.
Entre los posibles cambios se encuentran: ampliar el periodo de cómputo a los últimos 35 años, elevar a 40 los años de cotización necesarios y vincular las pensiones a la esperanza de vida mediante un factor de sostenibilidad, ya en vigor en otros países europeos.
El informe concluye que, incluso sin nuevas reformas, los jóvenes de hoy deberán prolongar su vida laboral si quieren acercarse a la pensión que recibieron las generaciones anteriores.