Es cierto que los mercados financieros aún tienen muchos retos pendientes: la política monetaria de Reserva Federal (Fed) y Banco Central Europeo (BCE); el riesgo político con las elecciones en Estados Unidos como principal exponente, sin olvidar el Brexit y el euroescepticismo del otro lado del Atlántico; la desaceleración de China; la delicada situación de la banca del Viejo Continente; las turbulencias del petróleo… La lista es larga, pero, como se suele decir, “el vaso puede estar medio lleno o medio vacío”, y si nos posicionamos desde el primer punto de vista también veremos que gran parte del nerviosismo en torno a las decisiones de los bancos centrales ya se ha descontado; que el impacto de los sucesos políticos suele ser temporal; que prácticamente se ha descartado el ‘aterrizaje forzoso’ del gigante asiático; o que un acuerdo sobre la producción de crudo está más cerca que lejos… Quedan ‘deberes por hacer’, pero en un “mundo en el que las previsiones de rentabilidades se sitúan en niveles reducidos”, Richard Turnill, director mundial de estrategia de inversión en BlackRock, cree que “el entorno de reactivación económica que parece estar tomando forma premiará la asunción selectiva de riesgos”. Destaca este experto que, por primera vez en casi cinco años, los precios de producción han subido en China, “una prueba más del repunte del crecimiento y del desvanecimiento de la deflación”. Por tanto, afirma: “Los cambios económicos estructurales deberían mantener los rendimientos de los bonos en niveles moderados durante varios años. Esto debería incrementar en términos relativos el atractivo de los activos de riesgo, como la deuda de mercados emergentes y la renta variable global”.
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