Los bancos europeos están registrando una sorprendente recuperación desde el mes de octubre. De hecho, de los valores que más suben en el Euro Stoxx 50 se encuentran ING, Banco Santander y BNP Paribas. En el caso del Ibex, el Banco Sabadell ha subido más de un 82% en 2021, CaixaBank un 36%, al igual que el Santander. “A diferencia de la crisis financiera mundial, no se ha producido una contracción generalizada del crédito, y la liquidez y el capital de los bancos no son obstáculos apremiantes para el repunte económico”, señala Marco Troiano, codirector del equipo de calificación de instituciones financieras de Scope Rating.
Una de las razones que parecen haber evitado un colapso en el sistema bancario se encuentra en la rápida respuesta de los bancos centrales, que además de los estímulos han llenado de liquidez el mercado a mejorar el acceso a la financiación. Pero, la realidad del sistema bancario obliga a mirar el riesgo que están asumiendo en estos momentos, para saber si siguen siendo entidades sólidas. Los datos de la encuesta sobre préstamos bancarios también muestran un cierto endurecimiento de las normas de crédito para las PYMEs a partir del segundo semestre de 2020. “Pero nuestro escenario es que el sistema está relativamente bien preparado para hacer frente al problema de la calidad de los activos”, comenta Troiano.
Calidad de los activos bancarios
El ciclo de la calidad de los activos siempre va por detrás del ciclo económico porque las empresas y los particulares suelen tener reservas de efectivo para absorber las dificultades económicas iniciales, pero también porque hay desfases entre la realidad contable y la realidad económica. En teoría, la NIIF 9 debería haber acortado estos desfases al acelerar el reconocimiento de las pérdidas.
En la práctica, “la combinación de medidas de apoyo del sector público (exenciones fiscales, subvenciones, préstamos garantizados y otras transferencias fiscales), las medidas de apoyo a los prestatarios (en particular, las moratorias) y la indulgencia del supervisor (en particular, con respecto a los préstamos con moratoria) han retrasado considerablemente el reconocimiento contable de los préstamos con problemas. En 2020, la mayoría de los bancos europeos informaron de niveles estables o incluso decrecientes de morosidad. Nuestra previsión es que la morosidad aumente y que el coste del riesgo de los bancos siga siendo elevado no sólo en 2021, sino también en 2022”, señala el codirector del equipo de calificación de instituciones financieras de Scope.
Reservas de capital
El crecimiento de los préstamos en 2020 fue impulsado principalmente por los préstamos garantizados, con poca absorción de capital. Además, la prohibición de los dividendos provocó una mayor acumulación de capital en el balance. Por último, los cambios normativos en torno al tratamiento de los intangibles de los programas de software, los préstamos a las PYMEs y la composición de los requisitos del segundo pilar de Basilea II dieron lugar a importantes liberaciones de capital.
Morosidad
Varios bancos consiguieron reducir la morosidad en 2020 gracias a las cesiones de cartera, también ayudadas por estos sistemas de garantía. Pero éstas estaban relacionadas en su mayoría con la morosidad heredada de la crisis financiera mundial. “En mi opinión, la cuestión más urgente no es tanto la reducción de la morosidad como el reconocimiento adecuado de la misma. Las medidas extraordinarias, incluidas las relativas a la clasificación de la morosidad, estaban justificadas por la situación de emergencia, pero su justificación es cada vez más difícil. Estas medidas restan transparencia al balance y podrían, si se prolongan, aumentar los costes de financiación de los bancos”, explica Troiano.
Escasa rentabilidad
La escasa rentabilidad de los bancos es un problema real, según el experto. “Los bancos de la eurozona han destruido valor, en promedio, durante la última década, independientemente de la fase del ciclo económico. Los impulsores de la baja rentabilidad son estructurales e incluyen la re-regulación del sector después de la gran crisis financiera, el aumento de la absorción de capital (y por lo tanto la disminución de la rentabilidad) de la función de asunción de riesgos de los bancos, una curva de rendimiento plana (que limita la rentabilidad de la transformación de los vencimientos), y la creciente competencia de los actores no bancarios escasamente regulados (bancos en la sombra, fintechs, Big Tech). No vemos que estos elementos cambien a corto plazo. El reciente optimismo en torno a la reflación y a un entorno de tipos de interés potencialmente más favorable puede ser de corta duración”, añade.
En resumen, Troiano avisa de que las perspectivas del margen de intereses siguen siendo poco alentadoras. El recorte de costes y la racionalización de las franquicias de distribución seguirán siendo prioritarios para la dirección de los bancos. La consolidación en mercados excesivamente bancarizados como Alemania e Italia podría apoyar este proceso.
1970-01-01 00:00:00