Trabajar de pie durante largos periodos puede originar problemas de salud, especialmente cuando no es posible alternar la postura con otras posiciones o cuando la duración diaria es demasiado elevada.
Ahora que llegan épocas de grandes compras y de comidas y cenas de empresas, repasamos con Pedro Pablo Miralles, consultor de la especialidad de ergonomía y psicosociología en Quirónprevención, los riesgos que conlleva.
«El primer paso es distinguir entre bipedestación dinámica y estática; no todo trabajo de pie implica el mismo nivel de riesgo», explica el experto.
Miralles recuerda que estar de pie es una postura natural, pero subraya que «cuando esa postura se convierte en fija, sostenida y repetida durante la jornada, aparecen tensiones musculares y sobrecargas que pueden afectar a la espalda, el cuello y las extremidades inferiores».
El especialista de Quirónprevención analiza las diferencias entre los tipos de bipedestación y, sobre todo, los riesgos y medidas preventivas necesarias para quienes deben trabajar de pie en postura estática o prolongada.
Bipedestación dinámica vs. bipedestación estática
La bipedestación dinámica implica permanecer de pie con posibilidad de moverse. Según Miralles, «mientras la persona pueda desplazarse y mantener las extremidades en posiciones neutras, el cuerpo se activa y se reduce el riesgo de fatiga».
En cambio, la bipedestación estática o prolongada se produce cuando la persona debe permanecer de pie prácticamente inmóvil, con desplazamientos mínimos. Se considera prolongada cuando se supera una hora sin moverse del puesto o más de cuatro horas al día de pie.
Principales riesgos
Trabajar de pie de manera estática exige un esfuerzo muscular constante. «Aunque pensamos en la postura erguida como algo natural, mantenerla durante largos periodos frena el retorno venoso, aumenta la tensión muscular y acaba afectando a múltiples estructuras anatómicas», defiende el experto.
Entre los principales riesgos se encuentran la fatiga y tensión muscular en piernas, espalda y cuello, mayor riesgo de varices, problemas articulares en columna, caderas, rodillas y pies, y daños en tendones y ligamentos, asociados a trastornos reumáticos a largo plazo.

Una buena condición física ayuda a mitigar estos efectos. Miralles señala que «el fortalecimiento de la musculatura abdominal, lumbar y de las piernas, junto con ejercicios de estiramiento, es clave para reducir molestias».
Aunque las diferencias biológicas entre hombres y mujeres no alteran significativamente las recomendaciones generales, Miralles destaca que «especial atención merece la bipedestación en mujeres embarazadas, porque puede agravar síntomas como edema, fatiga, varices o dolor lumbar».
Medidas preventivas
Actualmente, no existe una normativa específica en España para regular la bipedestación en el entorno laboral. Para evaluar su impacto se utilizan métodos ergonómicos como OWAS o REBA. A partir del análisis ergonómico, se definen medidas preventivas como:
Medidas organizativas
- Introducir subtareas que impliquen caminar.
- Rotación de tareas para reducir el tiempo continuo de pie.
- Alternancia entre posturas incluyendo trabajos que puedan hacerse sentados.
Mejoras del puesto
- Asientos auxiliares regulables, con reposapiés.
- Superficies apoyapiés de unos 20 cm para descargar la zona lumbar.
- Mesas de altura regulable, adaptadas al tipo de trabajo.
- Pavimentos más blandos, como madera o goma, o el uso de alfombras antifatiga.
Sobre estas últimas, Miralles explica que «su diseño permite micromovimientos que activan la circulación y reducen la fatiga sin que la persona sea realmente consciente de ello».
Calzado adecuado
- Talla correcta.
- Buena transpiración y flexibilidad.
- Agarre en talón, suela antideslizante y plantilla acolchada.
- Evitar tacones.
- Ligereza para disminuir la carga muscular.
Descansos y micropausas
- Pausas de 5 minutos cada hora.
- Micropausas de segundos cada 10 minutos en posturas mantenidas.
- Nunca más de dos horas en la misma posición.
Consejos posturales
- Alternar estar de pie y sentado cuando sea posible.
- Mantener hombros atrás y cabeza erguida.
- Activar suavemente la musculatura abdominal.
- Separar los pies para mayor estabilidad.
- Distribuir el peso entre ambas piernas.
- Orientar el cuerpo hacia la tarea para evitar torsiones.
Formación: clave para prevenir riesgos
Miralles concluye que «la información y formación en prevención de riesgos laborales es fundamental. Un trabajador formado puede identificar señales de fatiga, adoptar buenas prácticas posturales y exigir las mejoras necesarias en su puesto».
La bipedestación estática es un riesgo habitual en muchos sectores, pero con medidas adecuadas puede ser gestionada de forma eficaz, protegiendo la salud y el bienestar de las personas trabajadoras.