La inestabilidad de los mercados financieros, el incierto contexto internacional y el debilitamiento de la macro doméstica fueron los tres pilares sobre los que la autoridad monetaria estadounidense asentó su decisión de no subir los tipos de interés en septiembre (tal y como se descontaba ampliamente, eso sí, antes del verano).
Si bien es cierto que la situación ha mejorado, con el relajamiento de las tensiones en torno a China y los emergentes, también lo es que buena parte de esta "paz" se asienta sobre la propia "esperanza" de que la Fed no va a mover el precio del dinero este año, así como sobre los estímulos implementados o por implementar por el resto de bancos centrales… "La pescadilla que se muerde la cola".
Mientras, dentro de Estado Unidos, los indicadores siguen siendo, cuanto menos, más moderados de lo previsto… Aún "caliente" el negativo dato de pedidos duraderos de septiembre (con una fuerte revisión a la baja del de agosto) no parece augurar nada bueno para el tercer trimestre, después de un segundo aún difícil de valorar.
En este contexto, el comunicado de la Fed reconoce que "el ritmo en el crecimiento del empleo se desaceleró", mientras que, al mismo tiempo, apunta a un crecimiento económico "moderado". El banco central también muestra una menor preocupación sobre los acontecimientos externos. Al menos menor que en la rueda de prensa de Yellen tras la reunión de septiembre. "Para determinar si será apropiado elevar los tipos en su próxima reunión", la Fed volverá a evaluar el progreso hacia sus dos principales objetivos: el pleno empleo y una inflación más cercana al 2%.
Según el documento, solo un miembro del organismo ha votado a favor de una subida de tipos. Al igual que en el encuentro anterior, Jeffrey Lacker, presidente de la Fed de Richmond, apostó por elevar la tasa a 0,25 puntos.
En este contexto, Barclays ya anticipaba que la Fed "reconocerá la debilidad de los datos de septiembre, pero probablemente equilibre esto con un reconocimiento de la disminución de los riesgos derivados de los mercados financieros". Y es que, explican estos expertos, en esta etapa la autoridad monetaria "preferirá mantener cerca las probabilidades de una subida de tipos en diciembre", en comparación con el 30%-40% que le otorga el mercado.
Opinan que el principal riesgo a la baja es que apunte a una mayor desaceleración en la economía estadounidense. "Desde el último Informe de Empleo recomendamos cortos en las Letras a cinco, diez y 30 semanas, porque pensamos que el mercado es demasiado pesimista a la hora de descontar el desarrollo de la política monetaria. Si la Fed señala directamente que no habrá aumento del precio del dinero este año, evaluaremos este posicionamiento", concluyen.
Que la primera subida de tipos en casi una década se retrase hasta principios de 2016 es cada vez "más probable" para Capital Economics, pues los datos de actividad se han debilitado, las condiciones financieras son más estrictas y la inflación, en la que están centrados ahora los miembros de la Fed más que en el mercado laboral, sigue "apagada".
Concretamente, estos expertos no esperan que la Fed "mueva ficha" hasta marzo de 2016. Ahora bien, advierte que cuanto más aguarde, "más rápido necesitará aumentar los tipos cuando la inflación repunte". Y es que, esta firma cree que los precios se recuperarán a principios del próximo ejercicio, cuando el "efecto" de un dólar más débil y unos bajos precios de la energía se desvanezcan.
Por el primer trimestre del año que viene también apuesta Citi, cuando estén sobre la mesa los datos de crecimiento del cuarto trimestre y haya más información sobre China. ¿Será demasiado tarde entonces?, se pregunta su estratega en España, José Luis Martínez Campuzano, "Al tratar de responder a la cuestión anterior sólo se me ocurre dos factores de riesgo: los excesos en los mercados financieros, y que el contexto político en 2016 dificulte finalmente la normalización monetaria. Sobre la primera cuestión, sigo echando en falta la prometida política macroprudencial que libere a la política monetaria de otra cosa que centrarse en el doble objetivo de pleno empleo e inflación. Sobre la segunda hipótesis (…) en el pasado la Fed ha mostrado su total independencia del contexto político a la hora de tomar decisiones necesarias".
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