Según el informe «KPMG CEO Outlook», tres de cada cuatro consejeros delegados en España creen que sus compañías aumentarán ingresos en al menos un 2,5% interanual durante los próximos tres años. Una cifra quince puntos superior a la media global, donde solo el 61% de los CEO piensa lo mismo.
El estudio, basado en respuestas de 1.350 CEO de once mercados clave, incluye a 50 directivos españoles de empresas con facturación superior a 500 millones de dólares. Además, revela que el 96% prevé aumentar plantilla, y el 38% de ellos proyecta incrementos de más del 6%.
Crecer, pero con cuidado
A pesar de la confianza en los ingresos y el empleo, los directivos españoles perciben riesgos. El 84% señala una mayor presión para garantizar crecimiento a largo plazo, y el 70% considera que los conflictos geopolíticos podrían afectar su negocio, la cifra más alta de todos los países analizados.
Otros factores que preocupan a tres de cada cuatro CEO en España incluyen la integración de la IA, la formación del personal, las exigencias regulatorias, la ciberdelincuencia y el aumento de costes.
La IA como motor y desafío
En cuanto a inteligencia artificial, el 82% de los CEO españoles espera retorno de inversión en los próximos tres años, casi el triple que en la edición de 2024. Para su integración, el 86% considera esencial que los profesionales experimenten con la tecnología, mientras que el 60% ya comunica abiertamente a los empleados su impacto en los roles.
Además, un 70% de los CEO está rediseñando roles e itinerarios profesionales para incorporar la IA, y el 62% contrata nuevo talento con competencias tecnológicas. Una forma de asegurar que la máquina no quite puestos, sino que ayude a construirlos de otra manera.
Directivos en modo estrategia
Juanjo Cano, presidente de KPMG España, subrayó que «los directivos se muestran preocupados por el impacto que los cambios geopolíticos, tecnológicos o macroeconómicos tienen en la estabilidad y competitividad de sus organizaciones, lo que obliga a revisar estrategias y prioridades de inversión para garantizar la sostenibilidad a largo plazo».
El mensaje es claro: España confía en crecer, pero no sin ajustar las velas ante un viento global imprevisible.
