Expertos del Banco de España consideran que la expansión de las grandes tecnológicas en los servicios financieros plantea riesgos que exigen una revisión del perímetro regulatorio actual.
En un artículo publicado en el blog del organismo, Pablo Pérez, director del Departamento de Regulación, junto a María Gamoneda y Marian Quesada, advierten de que las big tech operan sin estar sujetas a normas comparables a las de la banca tradicional, lo que puede afectar a la estabilidad financiera.
Según explican, la prestación de servicios financieros implica riesgos que justifican una estricta regulación para los bancos, pero los gigantes tecnológicos han avanzado en este campo mediante licencias de terceros, alianzas poco transparentes o modelos que escapan al control actual.
«Es hora de repensar el perímetro regulatorio», subrayan los autores, aludiendo a la necesidad de definir quién y qué debe quedar bajo supervisión.
Añaden que estas compañías manejan grandes volúmenes de fondos en billeteras digitales, fuera del sistema bancario tradicional, lo que podría afectar el coste y la estabilidad de la financiación bancaria a corto plazo.
También advierten de que las metodologías crediticias empleadas por las big tech, basadas en algoritmos de comportamiento e inteligencia artificial, no han sido testadas a lo largo de ciclos económicos completos.
Esto podría provocar una selección inadecuada de prestatarios o una excesiva restricción del crédito en fases de recesión.
Otra preocupación destacada es la dependencia tecnológica del sistema financiero respecto a un número muy reducido de proveedores de servicios críticos, especialmente en la nube.
Esta concentración, explican, incrementa los riesgos cibernéticos y puede tener un efecto sistémico si se produce una interrupción.
Según el artículo, disponer de herramientas especializadas permitiría evaluar con mayor precisión el riesgo real que suponen estas actividades financieras. También facilitaría decidir si es necesario ampliar el perímetro regulador para incluirlas de forma más explícita.
«Creemos que una respuesta internacional coordinada es imprescindible», señalan los autores, que apuntan al Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) como el organismo idóneo para liderar ese proceso.