La Cumbre del G7 ha finalizado sin un acuerdo político global y con una creciente fractura entre Estados Unidos y la Unión Europea en materia comercial.
El presidente estadounidense, Donald Trump, abandonó la reunión de forma anticipada y lanzó nuevas advertencias arancelarias desde el avión presidencial, marcando un giro inesperado en una cita que hasta entonces había transcurrido en un tono constructivo.
Estados Unidos y Reino Unido firmaron un acuerdo comercial bilateral para evitar determinados aranceles estadounidenses. A su vez, Canadá y EE.UU. acordaron intensificar su calendario de negociación, con el objetivo de cerrar un nuevo pacto en los próximos 30 días.
En el plano transatlántico, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, mantuvo una reunión con Trump tras la cual ambas partes acordaron acelerar las conversaciones comerciales con el horizonte del 9 de julio como fecha límite para alcanzar un posible entendimiento.
Advertencias desde el Air Force One
La dinámica cambió con la salida anticipada de Trump el lunes por la noche, en plena crisis geopolítica entre Israel e Irán. Desde el Air Force One, el mandatario estadounidense endureció su posición:
«O hacen un buen acuerdo o van a pagar lo que digamos que tienen que pagar», declaró, cuestionando el avance de las conversaciones con Bruselas.
Von der Leyen respondió con tono diplomático y calificó el encuentro con Trump de «bueno e intenso». La dirigente recalcó la magnitud del vínculo transatlántico: «La UE y EE.UU. conforman la mayor relación comercial del mundo, valorada en 1,5 billones de euros. Por supuesto, es complejo. Pero estamos avanzando, y he insistido en acelerar el ritmo».
Sobre las posibles represalias si EE.UU. impone aranceles del 50% a partir del 9 de julio, Von der Leyen evitó descartarlas, subrayando que todas las opciones están sobre la mesa.
Agenda bilateral sin ejecutar
La retirada de Trump frustró reuniones previstas con líderes de México, Brasil, India, Corea del Sur y Australia. Entre ellas, el esperado encuentro con la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, que pretendía abordar los aranceles al T-MEC. Ambas partes conversaron finalmente por teléfono y calificaron el intercambio como «bueno», sin ofrecer detalles adicionales.
A pesar del contexto, el G7 logró aprobar siete declaraciones multilaterales, incluyendo compromisos sobre minerales críticos, inteligencia artificial y computación cuántica. Sin embargo, la ausencia de un comunicado conjunto confirma la pérdida de cohesión estratégica entre algunos de los principales actores económicos globales.
La falta de cierre político, especialmente en cuestiones comerciales, evidencia un cambio de fase en las relaciones multilaterales, donde los equilibrios geoeconómicos se negocian cada vez más desde una lógica bilateral y transaccional.