Comienzan a aparecer dudas sobre los mercados emergentes. La subida del precio del petróleo hasta rozar los 80 dólares por barril de Brent, la apreciación del dólar, los problemas de Argentina para financiarse y su petición de ayuda al FMI, las tensiones comerciales de China con Estados Unidos… Todos estos factores han despertado el temor entre los inveresores sobre los mercados emergentes, en un contexto de subidas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal norteamericana, que algunos analistas pronostican que podrían ser más rápidas de lo previsto por las presiones inflacionistas, con la consiguiente repercusión sobre la rentabilidad del bono norteamericano a diez años, que ya ha superado la barrera del 3%. ¿Tiene interés invertir en los mercados emergentes si la deuda americana ofrece un rendimiento atractivo y menor riesgo, aparentemente? «Las turbulencias que han afectado a los activos emergentes, consecuencia del endurecimiento de las condiciones financieras y de las tensiones geopolíticas, han enfriado el entusiasmo que despertaba esta clase de activo. No obstante, los fundamentales generales dan muestras de solidez, y consideramos que esta caída presenta oportunidades de compra. Priorizamos la renta variable emergente y ciertos títulos de deuda emergente en divisa fuerte», explica Richard Turnill, director mundial de Estrategia de Inversión en BlackRock, en su informe semanal de inversión. A su juicio, la reciente oleada de ventas de activos emergentes «brinda» esta oportunidad especialmente en renta variable. «Adoptamos un sesgo más prudente respecto de la deuda emergente», señala Turnill. Los flujos acumulados en renta variable y deuda emergente se han recuperado a un ritmo constante desde principios de 2016, tras un dilatado periodo de salidas. La reversión es especialmente significativa en la deuda emergente, tal y como muestra la línea azul del gráfico. 
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